“Gejigeji”, una instalación artística alrededor del imaginario gráfico y urbano de Japón
En “Gejigeji”, la artista argentina Mariela Vita monta objetos cotidianos como una manzana, una escalera o monedas para configurar una escena que remite a los videojuegos japoneses y que, a través del color y el cambio de escalas, dando lugar a una instalación que invita a “que aparezca el sueño o algo más surrealista” en la sala Del Infinito, ubicado en el barrio porteño de Recoleta.
La palabra japonesa “gejigeji”, que significa ciempiés en español, da título a esta muestra por su simbolismo: el insecto tiene un ritmo particular y una admirable capacidad de transitar tanto superficies diversas como de adaptarse a cualquier tipo de climas. Vita, artista nacida en La Plata (Buenos Aires) en 1978 y cuya obra integra colecciones privadas y públicas de Argentina, Brasil, Canadá, Escocia y Estados Unidos, coloca un ciempiés que trepa una de las paredes de la galería ubicada en Avenida Presidente Manuel Quintana 325, en planta baja (Ciudad de Buenos Aires).
Acompañan al invertebrado, una pileta repleta de perlas, una escalera que dirige a una naranja gigante que cuelga del techo y monedas doradas. Hay también una manzana en cuyo carozo se puede advertir un rostro, estilo animé, un poco melancólico. La dinámica entre los objetos es similar a un videojuego y está acaparada por una columna con colores vibrantes en degradé y un piso azul de vinilo.
“Me gusta el fuera de escala. Vos sos chiquita y la naranja grande. Si la naranja tiene una escala 1:1, ¿Qué tamaño tendría?. Eso es un poco llamar a otros escenarios, que no sea tan realista”, dice la artista, distinguida con el Premio Adquisición 8M (2023) y la mención del jurado del Premio Braque.
Cuando surge la iniciativa de realizar la muestra en la galería del Infinito, Vita se encontraba realizando una residencia artística en Japón y venía de realizar una muestra que implicó un gran esfuerzo corporal por incluir construcción de paredes y personajes con materiales complejos. Aunque la propuesta la tomó mientras estaba en Japón, el estilo oriental de “Gejigeji” forma parte de su acervo artístico hace rato.
“Mariela hace 20 años que trabaja y cierto fanatismo por la cultura visual japonesa está colado en un montón de sus obras. No es que esta instalación parta de esta experiencia de la residencia. Ya tiene un montón de trabajos desde la arquitectura modernista oriental hasta el videojuego, el manga y la curiosidad”, especifica la curadora Carla Barbero a Télam sobre el recorrido de la artista.
Vita encuentra una explicación psicológica al comienzo de su interés. Tenía una amiga de la infancia cuyos padres eran de Japón y, a través de ella, conoció un mundo nuevo y surgieron nuevas inquietudes y obsesiones.
“En la secundaria había disciplinas para elegir: pintura, escultura, grabado y yo elijo grabado”, recuerda Vita durante la inauguración de la muestra y destaca “el grabado de estampa japonesa” y “sus degrades” como elementos que la influyeron.
“¿Cómo se puede hacer esto?”, pensó la artista en aquel entonces. “No era una xilografía plana, monocromática. Era un desarrollo increíble”, puntualiza sobre el momento en que comenzó a identificarse con el arte oriental.
“Después, apareció un canal que se llamaba Animax y había un animé que bailaba en pompas. Todo cualquier cosa. En otro momento conocí a un gato que se llama Dotremont que los ratones le comieron las orejas”, cuenta Vita sobre elementos que más tarde se fueron uniendo en su arte.
¿Qué cruces hay entre el arte japonés y el occidental? “La estética kuwaii es parte de la comunicación que tiene el estado de Japón, es masiva y popular, se le ponen caritas. Tiene ternura. En Occidente en esos términos tenemos el animismo. Y ahí hay algo de la cultura occidental y oriental que empieza a fundirse”, precisa la curadora.
El animismo, esa cualidad de atribuirle un alma a los objetos, aparece en la muestra de Vita en la manzana colgante que está cortada a la mitad y también en las esculturas de hierro dispuestas en el patio interno de la galería.
“Muchos de los personajes tienen ojitos o carita. Ve una columna que tiene tal forma y ella le encuentra una cara”, explica Barbero. Pero esa es la parte gráfica. “También hay dos esculturas y yo me imagino dos seres relacionándose”, aporta la artista.
El concepto del videojuego que hilvana la muestra es otro elemento que se toma prestado de la cultura japonesa. Cada una de las monedas que cuelgan están hechas de “madera de dorado a la hoja” y “representan algo”, cuenta la artista.
Sobre esta muestra, que se puede visitar hasta el 16 de agosto de manera gratuita de lunes a viernes de 10 a 18.