“Historias de mexicanas chidas para niñas chidísimas”
Inés Hüni es ilustradora y artista visual y vive en la Ciudad de México hace 15 años. Luciana Biondo es escritora y estaba en la ciudad desde mucho antes. Ambas se sorprendieron con la calidez con las que las recibió el país y también con la riqueza de su cultura.
Es con esa mirada de sorpresa y fascinación que hicieron un libro para niños con el fin de recoger los perfiles de mujeres emblemáticas de la tierra que las hospeda. Se llamó “Historias de mexicanas chidas para niñas chidísimas”, con una doble resonancia de ese coloquialismo que es la variante del “cool” del inglés y fue leído no solo por chicas, sino también por chicos y también por sus padres y sus abuelos.
La obra fue impresa y distribuida de modo absolutamente independiente y se presentó en diversas ciudades de México con la presencia de algunas de las homenajeadas, pero también está disponible en todo el mundo a través de la plataforma de ventas Amazon y la mayor parte del material puede verse en la cuenta de Instagram @mexicanaschidas.
En total son 60 retratos de mujeres perseverantes que alcanzaron o luchan por sus metas. Hay artistas plásticas, alfareras, diseñadoras, matemáticas, bomberas, sismólogas, ecologistas, bailarinas, escritoras, maratonistas, pilotos de avión y de karting, impulsoras de causas sociales y políticas.
Pero tras el éxito del primer tomo Hüni y Biondo siguieron sacando otras 60 historias de la galera y acaban de presentar un segundo libro que ya no apunta solo a las niñas y tampoco al público infantil, y rescata nuevas personalidades como Olimpia, la joven que logró que se aprobase en varios estados mexicanos una ley que penaliza la violencia digital y la difusión de contenidos íntimos, y la mejor deportista mexicana de todos los tiempos, campeona mundial de ráquetbol.
“En mi caso el proyecto surgió porque buscaba historias para inspirar a mis hijos y en el camino empezaron a aparecer mexicanas y mexicanos chidos. Pero nos ganó el 8M y decidimos centrarnos en las mujeres”, cuenta Biondo, y aclara que prefirieron dejar de lado ciertas personalidades históricas como Frida Kahlo o la Malinche que están muy bien documentadas en los libros para ahondar en quienes actualmente construyen el presente del país.
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Por eso no extraña que uno de los nombres que aparece en las páginas de uno de los libros es Xyoli Pérez Campos, la jefa del Servicio Sismológico Nacional de México: “Llegó por una sugerencia de un lector que nos mandó un mensajito por Instagram con la noticia de que había sido nombrada y era la primera jefa mujer”, recuerda la escritora.
Algunas ilustraciones de “Historias de mexicanas chidas para niñas chidísimas”. Ilustraciones: Inés Hüni.
“Queríamos que fuera un libro de inspiración y entonces nos encontramos con que se necesitaban modelos, que la gente conociera cómo son otras realidades. Que se pueden cumplir los sueños aunque vivas en la montaña, aunque seas indígena, aunque no hayas podido estudiar”, analiza la ilustradora y apunta a que la intención del libro al enfocar la diversidad es también luchar contra la discriminación y que su tarea fue lograr una imagen a partir de fotografías e incluso filmaciones de cada personaje, que condensase su historia.
Aunque buscaron nombres premiados o de amplia cobertura en los medios por sus hazañas o sus logros, también estuvieron abiertas a las sugerencias de los lectores sobre personajes absolutamente desconocidos. Es el caso de Meregilda, la guisandera, una mujer que recomendó su vecino ya que vendía mojarra en un puesto de su pueblo y lo regalaba a quienes no podían pagarlo. “La conocimos en Oaxaca, adonde llegó peinada y vestida por sus vecinos muxes, en el primer viaje que hacía fuera de su pueblo, que fue un acontecimiento para toda su gente”.
“El libro no solo abarca diferentes estados de México sino también diferentes, profesiones o actividades y también diferentes edades. El libro uno va de 0 a 100 años, ya que incluimos la historia de una bebé que nació en pandemia para enfocar el problema de la identidad”, agrega Hüni y aclara que, aunque pensaron el libro para inspirar a los niños, descubrieron que se los leían a personas mayores, lo usaban los psicólogos para sus terapias y los maestros para sus clases.
Cuentan las autoras que, aunque en el comienzo se dividieron claramente las tareas: una escribía y la otra ilustraba las historias con retratos de la protagonista, pronto, a partir del aislamiento producido por la pandemia, ambas buscaron historias y entrevistaron a las mujeres elegidas para conocer en profundidad sus vidas vía Zoom o de modo presencial, cuando se hizo posible. “Durante la pandemia estuvimos ocho meses sin vernos pero hablando de modo virtual mañana, tarde y noche”, sintetiza.
Por su parte Biondo transmite las gratificaciones que recibieron de parte de los lectores, y también de algunas de las homenajeadas: “La escritora Elena Poniatowska nos agradeció por incluirla y nos contó que el libro la inspiraba a seguir escribiendo 90 años más”. Y ambas coinciden en que aún tienen historias de mexicanas chiidas por contar y quizás también las de algunas argentinas notables.