Discapacidad. Advierten sobre la discapacidad por trastornos neurológicos que afectarán a 1 de cada 3 personas.
“Algunas patologías neurológicas pueden llevar a discapacidades, y eso puede afectar el funcionamiento motor y cognitivo del paciente, además de su calidad de vida y la salud emocional”, aseguró a Télam la médica Verónica Tkachuk de la División Neurología del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires.
“Sin embargo, algunas de esas patologías pueden prevenirse controlando factores de riesgo como tabaquismo, obesidad, colesterol, hipertensión arterial y sedentarismo. El 80% de los accidentes cerebrovasculares (ACV) son prevenibles”, destacó la neuróloga.
Este año, el lema del Día Mundial del Cerebro, propuesto por la Federación Mundial de Neurología, es “no dejes a nadie atrás” para concientizar sobre las discapacidades causadas por trastornos neurológicos que incluyen enfermedades como Alzheimer y Parkinson, accidentes cerebrovasculares, esclerosis múltiple, epilepsia, migraña, lesiones cerebrales y neuroinfecciones.
En algún momento de su vida, una de cada tres personas desarrollará algún tipo de trastornos neurológicos, que son la principal causa de discapacidad en el mundo y la segunda causa de muerte, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Hay un grupo de patologías neurológicas que genera la mayor carga de discapacidad. En primer lugar, están las enfermedades cerebrovasculares, principalmente el ACV, segundo las demencias y, tercero, la epilepsia”, indicó a Télam Matías Alet, médico del Centro Integral de Neurología Vascular de Fleni.
Según estudios de la OMS, el riesgo de morir por trastornos neurológicos desde el nacimiento hasta los 80 años aumentó en más de la mitad de todos los países entre 2000 y 2016, lo que los convierte en la causa de muerte de más rápido crecimiento entre las enfermedades no transmisibles.
Con la tasa de crecimiento actual, se estima que solo el 23% de la carga de discapacidad de los trastornos neurológicos se podrá prevenir para 2040 y, dentro de este período, también se espera que los “años de vida perdidos con discapacidad” aumenten en un 50%.
Los médicos consultados por Télam coincidieron en que, si bien hay patologías como ciertos tipos de demencias que tienen “un componente genético que no se puede modificar”, es posible cuidar al cerebro para disminuir el impacto que generan estas enfermedades.
“Hay muchas cosas que se pueden hacer para prevenir la demencia o el ACV, como realizar actividad física, tener una buena alimentación y mantener una vida social plena”, explicó Alet, y apuntó que para evitar el deterioro cognitivo hay que mantener al cerebro activo.
El profesional recomendó hacer actividades en grupo que generen placer, sean desafiantes e impliquen algún aprendizaje: “puede ser estudiar un idioma nuevo, hacer algún hobby o también estimular la parte lúdica con juegos de mesa para activar cada área del cerebro”.
Y remarcó que “los hábitos de vida no saludables, como el tabaquismo, hacen que todavía la carga de discapacidad siga en aumento”.
Sobre este punto, Tkachuk añadió que “la prevalencia de demencia está creciendo rápidamente”.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cada 20 años se duplicará el número de personas con esta enfermedad, lo que a su vez implica mayores costos para los gobiernos y el sistema de salud”.
A nivel mundial, la población más afectada por discapacidades neurológicas son las personas mayores de 65 años.
“Una cosa interesante es que los avances de la medicina hacen que la expectativa de vida aumente, pero todavía no logramos extender la calidad de vida. Es bastante paradójico que, al vivir más, tengamos más riesgo de tener alguna discapacidad neurológica”, explicó Alet, y añadió que aún “no existe una medicación que evite o retrase el deterioro del sistema nervioso por el paso del tiempo”.
Además de promover medidas de prevención, este año se busca concientizar sobre la necesidad de los tratamientos para las personas que ya padecen una discapacidad cerebral.
“Si tenés un familiar con algún tipo de diagnóstico, lo primero es informarse. Muchas veces caemos en el error de confundir los síntomas con algo normal de la vejez, e incluso hay cierto temor y estigma para asumir la enfermedad”, indicó a Télam Guillermo Ferro, voluntario de A.L.M.A, asociación civil que lucha contra el mal de Alzheimer y alteraciones semejantes.
Ferro también subrayó la importancia de tramitar el Certificado Único de Discapacidad (CUD) para que los pacientes con demencia puedan acceder a las prestaciones médicas y asistenciales que mejoran su calidad de vida.
“Si bien el Alzheimer hoy no tiene cura, se pueden hacer un montón de cosas para enlentecer su avance que tienen que ver con la estimulación cognitiva, como compartir tiempo con la persona a través de un juego de cartas”, detalló Ferro, quien acompañó a su padre a transitar la enfermedad.
“Como familiares tendemos a aislar a esa persona por temor o por el qué dirán, y es un error porque los vínculos sociales son de mucha ayuda”, agregó.
Desde la Asociación de Lucha Contra la Epilepsia (ALCE) también advirtieron que, “lamentablemente, persisten muchos prejuicios en la sociedad con las personas que tienen patologías neurológicas”.
“Aunque parezca increíble, todavía estamos haciendo campaña para decir que la epilepsia no es contagiosa ni una enfermedad satánica o divina”, señaló a Télam el médico Florencio Morales, vicepresidente de ALCE, sobre este trastorno cerebral que causa convulsiones.
Además, el neurólogo explicó que, con el diagnóstico y los medicamentos adecuados, las personas con epilepsia pueden vivir sin tener crisis convulsivas, lo que reduce enormemente la carga de discapacidad.
“Igualmente, existen prejuicios muy fuertes a nivel laboral. Las personas que tienen epilepsia no pueden ejercer determinados oficios como pilotear un avión, pero existen miles de oficios para que se desarrollen”, aseveró Morales.
Por último, los especialistas coincidieron en la importancia de visibilizar los desafíos que enfrentan las personas con trastornos neurológicos en todo el mundo y remarcaron la necesidad de promover el acceso universal al diagnóstico, tratamiento y rehabilitación para reducir el impacto de la discapacidad.