Duclós: “Más que un país, India es un subcontinente”

En línea con su anterior libro en el que recorrió la Ruta de la Seda, el periodista argentino Fernando Duclós, conocido en redes sociales como Periodistán, acaba de lanzar su libro “Un viaje a la India de carne y hueso”, donde despliega sus impresiones y sensaciones de pasar cinco meses en esta nación de 1.400 millones de habitantes, un territorio apenas más extenso que el argentino que presenta como un lugar de estímulos permanentes, a veces agobiantes.

El Taj Mahal, las cremaciones públicas a orillas del río Ganges, los templos eróticos de Khajuraho, las playas de Chennai, transportes públicos como un tren rumbo a Goa, el templo de las ratas en el Rajastán, las plantaciones de té en Munnar, mercados de comidas en Bombay, santuarios callejeros, vestimentas coloridas. Todo eso y mucho más atraviesa la mirada de Duclós en su nuevo libro (publicado por Ediciones Futurock) que se ubica muy lejos del folletín turístico y muy cerca de la crónica viajera para desarmar los prejuicios de una nación milenaria y misteriosa.

“Se sabe muy poco de un país que equivale a siete Brasiles. Antes de viajar me puse a buscar libros sobre la India y me encontré con que todos hablaban del yoga, la meditación, el ayurveda, Gandhi, siempre la espiritualidad. Obviamente que es una dimensión muy importante pero quise ir a buscar la India de carne y hueso, la del día a día. ¿Cómo es la vida diaria de un indio? ¿todos hablan el mismo idioma? ¿Cómo se maneja el sistema de castas? ¿y los matrimonios arreglados? ¿Es la pobreza como dicen? No desde una mirada exótica ni condenatoria. Pensá que una de cada cinco personas del mundo vive ahí entonces entender a la India es entender una gran parte del planeta”, dice Fernando Duclós (1986) en una entrevista con Télam.

Sus más de 200 mil seguidores en Twitter -la plataforma que lo catapultó a la fama con su alter ego, Periodistán- y su casi 50 mil seguidores en Instagram pudieron ver en redes algunos adelantos de las andanzas por esta suerte de marea humana, de calles bulliciosas y tránsito caótico, de aromas especiados y colores estridentes, con un panteón de deidades incontables y una industria cinematográfica descomunal, con elefantes o monitos que pasean por las veredas de cualquier ciudad. “Viajé por Irán, Afganistán, Somalia, Omán, Kosovo, Chechenia, Uzbekistán y muchos otros países pero no existe nada, nada, tan diferente como la India”, subraya.

“Es un mundo diferente a todo lo demás. Pensá que el 80% de la India, es decir, de los hinduistas, creen en la reencarnación, en tener un buen karma para reencarnar en la próxima vida en algo mejor, en otra casta. Alguien que cree eso no es que simplemente come comida más picante o reza más veces al día. No. Tiene otra concepción del tiempo, del amor, de la vida, de los casamientos, de la muerte, del trabajo, de todo. Creo que por eso, siendo un mundo tan diferente, lo que nos llega es lo que más o menos podemos adaptar a nuestras vidas occidentales: el yoga, la medicina ayurveda, la meditación. Llega de una forma incompleta pero llega, creo que por eso solo conocemos unas pocas generalidades de la India”, analiza Duclós.

“Más que un país, India es un subcontinente: una civilización en donde conviven un montón de gentes completamente diferentes. Hay un montón de Indias dentro de un solo país. En el norte y en el sur, por ejemplo, hablan idiomas diferentes. No se entienden entre ellos, comen diferentes comidas, tienen diferentes costumbres. Si uno piensa ‘vamos a probar la comida india’ como si fuera una sola cosa se equivoca. Insisto, son 1.400 millones de personas”, explica el autor.