Covid 19.

Editorial.

Rocío Elizabeth Olguin.

Si a algo nos lleva la crisis pandémica y la cuarentena del COVID-19 es a pensar.

Replantear nuestros días, nuestros vínculos, a volver preciado cada momento que pasábamos en comunidad, ya sea laboral, con amigos o familiares. Y si apreciamos eso, podemos ver, desde este atípico momento la importancia que tiene la comunidad en nuestras vidas.  Ese rol integrador de nuestra felicidad y rutina y no desde el que siempre enfocamos, que es el individualismo de nuestras propias realidades para mirar a otros.

Así como esto desnuda una realidad colectiva, también desnuda una realidad criolla, el argentino esta acostumbrado a ser muy fraterno, por eso, estos días para los que tenemos responsabilidades de emergencia y no podemos guardar cuarentena, nos costó mucho cambiar hábitos como el  saludo, pero a la fuerza y por el bien de todos, se hace. Se guarda distancia para hablar, se lava las manos constantemente, se estornuda en el brazo, no se saluda mas que con el codo, se hace lo que se puede, expuestos estamos todos lamentablemente.

Los primeros días de cuarentena  fueron salir y ver una ciudad vacía, pocos autos, armados de hospitales de emergencia en cada distrito y en cada espacio social, retoma de obra parada en hospitales a medio terminar de la gestión de Cristina Kirchner por el actual presidente, deuda de la salud publica muy exigida, un pequeño cambio de más circulación pasada la primer etapa de la cuarentena del 31 de Marzo, hasta el día de pago de beneficios otorgados por el gobierno nacional a pensionados, jubilados y beneficiarios de programas sociales, los mas vulnerables, los que peor la pasan siempre y esta no es la excepción, a Todo ese descontrol  de ese dia, se vio una resolución desde los altos mandos de gran rapidez. Al otro día era todo diferente, de nuevo tranquilidad, y el responsable de esto era el propio gobierno, interfiriendo donde debía y desde su máxima autoridad.

Si es verdad, el pueblo argentino es solidario, pero no tiene la disciplina social de otros pueblos, como el chino, asique se nos complica un poco, lo importante es las reglas claras, explicadas francamente y el no ocultar la gravedad de la situación.

La comunidad organizada tiene en estos tiempos el doble de trabajo del normal, sostener los espacios sociales es complicado todos los días. Y en cuarentena, aislados en sus propias casa y realidades adversas también surgen mas fuertemente casos de violencia intrafamiliar a manos de violentos, aumentando los casos de violencia, y su contención debió expandirse a toda compañera en territorio que conociera del tema, para poder ocuparse, ya que ni viendo casos graves las comisarias o los juzgados trabajaron en resolver nada, al contrario, hay más desidia de la normal.

Mientras el dilema es que los jueces se bajan una parte del sueldo millonarios que cobran, pero no trabajan, la comunidad organizada, el gobierno y sus funcionarios están todo el día exponiéndose. Ni hablar de las fuerzas de seguridad y salud, que se merecen todo el reconocimiento y cumplen largas jornadas tratando e contener lo que hay y que esto no se expanda.

Nos gustaría ver que algún fiscal o juez, tengan el mismo compromiso y a la realidad no la puede nublar nadie por mas medios que tengan.

Solo nos salvaremos si nos cuidamos, todos, a los que ganaron siempre, habrá que pedirles que esta vez ganen menos y sostengan trabajo, a los que cuidan nuestra salud, habrá que cuidarlos en todo lo que se pueda, ayudarlos y agradecerles. De esto se sale, aislados, pero colectivamente.