El liderazgo de Salomón Jara en Oaxaca

El anodino “gobernador”, así en minúsculas y entre comillas de Oaxaca Salomón Jara Cruz, no es exactamente un dechado de virtudes y sí más bien, un muy limitado político y administrador. La conferencia que dio el lunes pasado para tratar de calmar las aguas respecto de la desaparición forzada de Sandra Domínguez cuando lo cuestionaron sobre Donato Vargas, coordinador de los delegados para la paz, más bien fue miedosa y débil.
Dijo palabras más, palabras menos, que le pediría al muy cuestionado coordinador de delegados, que se separara del cargo para que asistiera a la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) a presentarse y más tardó en decir que le pediría su renuncia, que en justificarlo diciendo “aunque ya lo hizo, ya fue a la fiscalía”, así que le va a pedir que se separe “solo 15 días, para luego regresar a su puesto”.
¿De qué tamaño será el miedo y la necesidad del anodino serrano que se fue a Europa a buscar al Papa Francisco, para regalarle una guayabera e invitarlo a Oaxaca para que calme el enojo de la presidente (con E), Claudia Sheinbaum?
Como escribí ayer las vacilaciones de Salomón Jara y el desastre en el que tiene el estado, no tienen nada contenta a la presidente (con E), que ya ha ordenado investigar a personajes emparentados o consanguíneos del “gobernador”, pero no cabe duda de que no sólo es él quien tiene a Oaxaca hecho un chilaque, sino también colaboradores muy cercanos que -como dijeran en el istmo- le juegan la cabeza al serrano.
Por ejemplo el hirsuto secretario de Gobierno Jesús Romero López, quien en su conferencia de prensa de esta semana, dio a conocer que en el asunto de los verificentros que son un fraude y un robo en despoblado, la Secretaría de Fianzas del Gobierno del Estado, ya tenía conocimiento y por eso se suspendieron hasta enero de 2025.
Claro que le hecho la culpa al gobierno anterior, pero no explicó que ese negocio de la verificación vehicular, con todo y su fraude, fue iniciado por un conocido y acomodaticio personaje que en el sexenio de Alejandro Murat, fue justamente secretario del medio ambiente, se llama Samuel Gurrión, hoy un neomilitante del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
En aquellos días del sexenio pasado, Samuel Gurrión presuntamente pactó con esas empresas fantasma a las que hace referencia Jesús Romero y por eso, el gobierno de Alejandro Murat decidió parar la verificación vehicular, toda vez que no estaba clara la legalidad de las empresas que Gurrión Matías quería contratar.
Samuel Gurrión finalmente salió de la secretaría del medio ambiente, y -dicen- compró una candidatura plurinominal en el PRI y ya como diputado priista, brincó a las filas del PVEM y ahí se acercó a otro personaje que le hace mucho daño al “gobernador”, me refiero a su hermano Noé Jara.
Por eso, en este sexenio el acomodaticio Samuel Gurrión, con el apoyo de Noé Jara pusieron en marcha el negocio de la verificación vehicular con los resultados que ya todos conocen. Ese detalle del contubernio entre Noé Jara y Samuel Gurrión, lo ha pasado por alto en sus conferencias el insufrible Jesús Romero López que, por tanta pifia, ya debería renunciar.
Nadie en su sano juicio, estaría en contra de verificar la calidad de las emisiones de su automóvil, porque es una certeza matemática que nos estamos acabando el planeta con los gases de efecto invernadero pero ¿por qué no verifican primero a los camiones urbanos, taxis, tráilers, volteos, mototaxis, etcétera que pertenecen a los sindicatos?, esos son intocables para el gobierno porque son capaces de derrocar a un gobernador, por eso son tan amigos de Noé Jara.
Por otro lado, antes de obligar a la ciudadanía a pagar una verificación, el gobierno debe garantizar que las calles de la ciudad y las carreteras del estado, estén transitables. Sólo aquí en Oaxaca hay un tope, un semáforo, un puente peatonal y un hoyo en el mismo lugar, ¿cómo hacerle caso así al gobierno?
El transporte público está concesionado, pero no regulado. Aquí los urbanos se estacionan en doble fila, se pasan los altos, echan carreras entre ellos, atropellan a transeúntes; algunos de los taxistas están señalados incluso de repartir droga, de transportar a delincuentes porque algunos son dueños de las concesiones; los mototaxistas de igual manera porque no usan casco, ni ellos, ni sus usuarios y han causan miles de accidentes, en esas motos transportan cadáveres como sucedió en Juchitán.
Entonces ¿cómo confiar en el gobierno?… para exigir que seamos buenos ciudadanos, primero el gobierno tiene que dar resultados y éste, el del anodino Salomón Jara ya tiene hartos hasta los más encumbrados morenistas, incluida la presidente (con E), porque nomás no da una.
Francisco Alejandro Leyva Aguilar

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