Estiman que hubo una «reaceleración» de la inflación en junio
La disminución de la inflación desde su máximo del 25,5% en diciembre, durante la gestión de Javier Milei, hasta niveles similares a los de la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía, es el único logro que el gobierno libertario celebra y en el que fundamenta su narrativa oficial. Sin embargo, este «éxito» ya ha sido cuestionado.
Así lo ha evidenciado el mercado, el cual alaba a Milei, señalando que la tendencia a la baja ha llegado a su límite.
La afirmación equivocada de Lilia Lemoine: «La inflación no es el aumento de precios»
Tras alcanzar un 4,2% en mayo, se estima que la inflación de junio haya superado el 5%. El incremento del 35% en el dólar libre en el último mes y medio tendrá consecuencias en el objetivo del gobierno de reducir el IPC, según analistas.
Luis Caputo y Javier Milei
Actualmente, el Gobierno deposita sus esperanzas en julio y ha decidido continuar controlando las alzas. Es así que la Casa Rosada ha decidido posponer nuevamente el aumento de las tarifas de luz y gas y distribuir el ajuste en el impuesto a los combustibles.
Ante este escenario, cada vez más economistas hablan de una «reaceleración» de los precios en junio.
El impacto de las tarifas afecta significativamente el índice elaborado por el INDEC, el cual publicará los datos oficiales el próximo 12 de julio.
Según los analistas, en las últimas semanas, el dólar paralelo ha estado reflejando la inflación acumulada.
La marcada recesión y las fuertes caídas en el consumo son los únicos factores que limitan un incremento mayor en los precios.
La significativa caída en la actividad económica y la mayor accesibilidad para las importaciones a la tasa de cambio oficial disminuyen la presión inflacionaria, según los expertos.
Se coincide en que, esta vez, el impacto del aumento del tipo de cambio en los precios será más moderado que en el pasado, siendo una clave de ello la política restrictiva aplicada por el ministro de Economía, Luis Caputo.
Con una menor demanda de bienes y servicios, las empresas no pueden trasladar fácilmente esos costos adicionales al consumidor final, al menos por el momento.
Además, el aumento del desempleo también afecta el consumo, que se encuentra en niveles muy bajos.
La desaceleración en el aumento de alimentos y bebidas alivia la presión sobre el índice de inflación, independientemente de lo ocurrido con las tarifas.