Informe. Cultivo de cannabis: ¿qué quiere hacer el Gobierno de Milei con el Reprocann?

Por Fabio Ramos periodista.
Pacientes impacientes. El oximorón lejos está de buscar maquillar o embellecer, a través de herramienas retóricas, una problemática que afecta a miles de personas. Pero dicho recurso literario comparte varias características con los sentimientos que despierta la situación que atraviesan los usuarios de cannabis con fines medicinales: la contradicción, la discordancia y el absurdo.

“Irregularidades”, “demoras en el otorgamiento de inscripciones”, “embudo de solicitudes pendientes de evaluación” y “falta de evidencia científica” son algunos de los elementos que componen el manto de incertidumbre que hoy reviste al Reprocann (el registro nacional de usuarios y cultivadores de marihuana para uso medicinal) en cuanto a su futuro; si bien jamás se ha puesto en duda su continuidad, los interrogantes recaen sobre el modo en que seguirá funcionando.

Como es de público conocimiento, hace algunos días el vocero presindecial Manuel Adorni detalló: “Se comenzaron a revisar los requisitos de inscripción al Registro de Productores de Cannabis, popularmente conocido como Reprocann, en el que se detectó que en la gestión anterior se emitieron más de 90 mil solicitudes sin diagnósticos basados en evidencia científica”.

Pero sería una necedad afirmar que la impaciencia (ligada a la ansiedad que surge de la falta de respuestas que se contrapone al axioma que reza “la salud no puede esperar”) e incertidumbre de los pacientes anotados debidamente en el registro de usuarios y cultivadores de marihuana para uso medicinal, comenzó la semana pasada tras las declaraciones del portavoz del Poder Ejecutivo, así como también lo sería negar que probablemente esas sensaciones se hayan incrementado tras escuchar dicho comunicado oficial, que dejó más dudas que certezas.

Es que las declaraciones de Adorni no sólo fueron el germen de una serie de especulaciones e hipótesis por parte de inscriptos al Reprocann que aguardaban nociones más precisas, sino que además estuvieron plagadas de errores conceptuales. Como referirse al ente como “Registro de Productores de Cannabis” y no como “Registro del Programa Cannabis”, dato no menor ya que dicho órgano no regula la producción de la planta o sus derivados a nivel industrial sino el cultivo de usuarios medicinales, cultivadores solidarios y ONG sin fines de lucro.

Pero desde que en 2017 el Congreso aprobó por unanumidad la Ley 27.350, que regula la investigación científica y el empleo terapéutico del cannabis, las tres gestiones de gobierno que convivieron con la normativa debieron enfrentar, por acción u omisión, dificultades en el manejo del Reprocann, órnago creado mediante esta ley.

En ese sentido, si bien el funcionamiento del Programa durante los años en que Carla Vizzoti estuvo al frente del Ministerio de Salud de la Nación durante el gobierno del Frente de Todos no fue el más deseado, desde el 10 de diciembre del año pasado lo que está en juego es retroceder, perder las conquistas que ganó la sociedad civil en la calle, empujando fuerte para poner en la agenda del Congreso el debate de la Ley 27.350.

“El Reprocann tenía un montón de grises y todos los inscriptos estaban pidiendo que por favor esto se acomodara”, señaló un miembro de unas de las ONG que forma parte del Consejo Consultivo Honorario (CCH) del Programa.

Los grises responden a cuestiones que van desde reiteradas caídas del sistema y del stio web, demoras en los trámites hasta posibles irregularidades en el seguimiento médico de los pacientes durante la gestión anterior, y al limbo judicial que provocó la reglamentación parcial por parte del gobierno de Mauricio Macri (apenas unos pocos artículos) de la ley aprobada por todos los sectores políticos.

Así y todo, es necesario volver a remarcar que con La Libertad Avanza lo que está en peligro es que los usuarios de cannabis medicinal pierdan los derechos y garantías individuales obtenidos por la militancia (que resuenan más fuerte al tratarse de una cuestión de salud), las cuales las actuales autoridades sanitarias buscan (con sus caballos avanzando a trote lento e incluso simulando recular si es necesario) poner en jaque.